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«Tal forma de relatar la experiencia del exorcismo del sacerdote Gabriel Amorth, además de ser contraria a la realidad histórica, distorsiona y falsea lo que se vive y experimenta durante el exorcismo de verdaderos poseídos que los exorcistas católicos realizamos según las directrices dadas por la Iglesia», aseguran.
«Además, resulta ofensivo para el estado de sufrimiento en el que se encuentran quienes son víctimas de una acción extraordinaria del demonio», añaden.
«El exorcismo así representado se convierte en un espectáculo destinado a suscitar emociones fuertes y malsanas, gracias a una escenografía lúgubre, con efectos sonoros que sólo despiertan ansiedad, inquietud y miedo en el espectador. El resultado final es inculcar la convicción de que es un fenómeno anormal, monstruoso y aterrador, cuyo único protagonista es el demonio, a cuyas violentas reacciones se puede hacer frente con gran dificultad; que es exactamente lo contrario de lo que ocurre en el contexto del exorcismo celebrado en la Iglesia Católica en obediencia a las directrices que ésta dicta», aseguran.
Más que una valoración cinematográfica, contestan la presentación del protagonista y de en qué consiste el trabajo del exorcista, o «ministerio de sanación». Dicen que el título de la película «es de por sí pretencioso». «El tráiler confirma que es una película de cine gore, subgénero del cine de terror, y la poca fiabilidad con que aborda un tema tan delicado y relevante», añade.
Los herederos espirituales de Amorth lamentan que las maneras del protagonista no tienen nada que ver «con el perfil humano y sacerdotal» del personaje original, por mucho que se inspiren en sus memorias. «Se inspiran en ellas con demasiada libertad, debemos decir», subraya el comunicado.
Lamentan que no les interese «el espíritu de servicio que movía al sacerdote en su ministerio de consolación». Tampoco agradecen que «la Iglesia católica esté representada por un Papa poco creíble; y que se presenten los ambientes vaticanos con llenos de claroscuros». Denuncian que la intención es «insinuar en el espectador la duda de siempre: ¿quién es el verdadero enemigo, el diablo o el 'poder' eclesiástico?».
El Papa, que no menciona la película, añade que, «el diablo trata de atacar a todos, sin distinción, y trata de golpear especialmente a los que tienen más responsabilidad en la Iglesia o en la sociedad». «Se alegra ciertamente cuando cometo algún pecado. Él busca el fracaso del hombre, pero no tiene esperanza si hay oración», continúa.
A los productores de la película decepcionará que a Francisco le preocupe especialmente el diablo «que actúa de modo educado», «cuando siembra división y pone a unos contra otros», cuando «corrompe el corazón y la mente de las personas», «cuando por tibieza y falta de examen se deja que entre en la propia vida». Para ese, no hacen falta efectos especiales.
Publicado por Abc.es