La Anunciación: 9 meses exactos antes de la Navidad.


9 meses antes de la Navidad, los católicos celebramos la gran fiesta de la Encarnación

Hoy celebramos una de las fiestas más importantes de la Iglesia católica: la Anunciación.

La Anunciación del Señor se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes del Nacimiento de Jesús en Navidad (el 25 de diciembre). 

El ángel Gabriel, según relata el Evangelio de san Lucas, fue enviado a la ciudad de Nazaret (en Galilea, Israel), y anunció a la Virgen María que iba a ser la Madre de Dios:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo (…). No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.”

La respuesta de la Virgen fue un “sí” que ha marcado la Historia:

“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Dios había previsto desde toda la eternidad que nuestra Salvación se haría gracias a la encarnación del Verbo en las entrañas purísimas de la Virgen por obra del Espíritu Santo. De ahí que María tenga un papel tan relevante en la Iglesia.

La fiesta de la Anunciación a María es también, e indisolublemente, la fiesta de la Encarnación del Verbo de Dios. Es éste el acontecimiento que hace girar los siglos. El comienzo de nuestra salvación. Dios ha entrado en la historia humana.

Esta fiesta reafirma el origen bíblico del Ave María y la grandeza de la virgen al dar ese sí tan poderoso a la voluntad de Dios. 

Evangelio del día:  Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”».

María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».

Y el ángel se retiró.