Comenzamos el viaje de Cuaresma el Miércoles de Ceniza. El viaje lleva a la gloriosa celebración de nuestra victoria sobre el pecado durante el Triduo Pascual. Compartimos el viaje pascual de Jesús a través de la muerte hacia una nueva vida.
La Cuaresma es una época de arrepentimiento durante el cual reconocemos nuestros pecados, buscamos misericordia y oramos por un cambio de corazón.
El ayuno es una forma de expresar nuestra oración corporal mientras buscamos liberarnos de los apetitos autocomplacientes.
La oración es lo que le da a nuestro ayuno y otras obras de penitencia una verdadera calidad interior. Muchas personas, familias y parroquias tienen sus costumbres especiales de Cuaresma.
Leer y orar con las Escrituras, especialmente las lecturas litúrgicas de cada día, puede hacer de este un tiempo de gracia profundamente rico.
Dar limosna es importante para que nuestros ejercicios espirituales no nos dejen absortos en sí mismos, sino que nos ayuden a alcanzar a otros con misericordia.
Practicar las obras de misericordia corporales y espirituales puede guiar nuestra práctica cuaresmal y hacerla aún más fructífera.
Arzobispo Pablo S. Coakley by Archokc