Conociendo los libros litúrgicos: El Misal

 

El libro litúrgico más conocido y sin duda el más importante es el Misal. 

Es un libro que se utiliza solamente en la celebración de la Eucaristía, y que contiene aquellas oraciones que son pronunciadas por el presidente de la celebración a lo largo de la misa. 

En concreto el Misal está compuesto por innumerables "formularios" de misas, que son el conjunto de oraciones propias de cada celebración. Por ejemplo, el formulario de la misa del domingo XXIV del Tiempo Ordinario incluye la oración colecta, la oración sobre las ofrendas y la oración de postcomunión. En algunas solemnidades se incluye también en el formulario el prefacio, porque es propio de la fiesta, y en Cuaresma la nueva traducción del Misal incluye las "oraciones sobre el pueblo", para bendecir a la asamblea al final de la celebración.

Junto con los formularios de las misas, propios de cada una de ellas, el Misal también incluye textos comunes a las celebraciones, como por ejemplo las plegarias eucarísticas. También encontraremos en el Misal el llamado "Ordinario de la Misa", que es, por decirlo así, el "guión" detallado de la celebración.

Característica peculiar del Misal Romano es que también incluye las indicaciones para los cantos de entrada y de comunión –las "antífonas"–. Son los textos del canto gregoriano, que nos pueden ayudar a elegir mejor los cantos de la misa, atendiendo al texto propuesto, y que, en el caso de la misa sin canto, pueden ser recitados por el celebrante o por un ministro al final de la procesión de entrada y antes de comulgar.

El Misal ha tenido tres ediciones desde que el Vaticano II ordenó su revisión y reforma. La primera fue en 1970. La segunda en 1975. La tercera, que es la actual, es de 2002. En castellano seguimos utilizando la traducción de la segunda edición, hasta que este curso se publique, por fin, la traducción castellana de la tercera. Entre las distintas ediciones no hay diferencias en lo fundamental, sino más bien en pequeños detalles: nuevos formularios, textos corregidos, etc.

Es evidente que el Misal no es el único libro que se utiliza en la celebración eucarística. Si así fuera, ¿de dónde leemos las lecturas de la Palabra de Dios? Necesitamos, obviamente, otro libro: el Leccionario. 

El Misal reformado por el concilio de Trento –vigente desde su promulgación en 1570 hasta que en 1970 se promulga el del Concilio Vaticano II– incluía también las lecturas, porque la selección era muy pequeña y se iba repitiendo –por ejemplo, no había lecturas en los días entre semana del Tiempo Ordinario, y se repetían las del domingo–. Es lo que en liturgia se llama un "Misal plenario". 

El Vaticano II dispuso que se abriesen de forma más abundante los tesoros de la Palabra de Dios, y por eso el leccionario ya no cabía en el mismo volumen del Misal. Así, a partir del Vaticano II, el Leccionario se publicó separadamente del Misal, y no en un solo libro, sino en varios. En concreto en castellano hemos tenido hasta ahora nueve volúmenes del Leccionario, utilizando uno u otro dependiendo de la celebración.

Hace unos años, como sabemos, la Conferencia Episcopal Española emprendió la tarea de hacer una traducción propia de la Biblia, que fuese "oficial" tanto para la liturgia como para la catequesis y para los mismos documentos de la Conferencia. Una vez publicada y promulgada esa Biblia se ha emprendido la tarea, bastante compleja, de reeditar los leccionarios con la nueva traducción. Son los nuevos leccionarios que todos hemos visto, publicados de forma muy hermosa y digna. Poco a poco irán apareciendo los nuevos volúmenes hasta completar la edición.

Por la misma exigencia de orden práctico y en el mismo período (finales del siglo X) comienzan a aparecer libros que contienen todos los elementos para la celebración de la eucaristía (oraciones, lecturas, cantos, ordo missae).

Se llama a ese libro Missale, o Liber missalis, o Missale plenarium.

La rapidez de difusión del Misal (con la consiguiente extinción gradual de los sacramentarios) se debe al hecho de la multiplicación de las misas privadas, en que el celebrante decía todo, incluso lo que correspondía a los otros ministros. Esto continuará siendo normal incluso en las celebraciones comunitarias, en las que tales ministros estaban presentes. El Misal es así el libro en que confluyen el Sacramentario, el Leccionario (de Murbach), el antifonario y los primeros Ordines.

El más importante es el llamado Missale secundum consuetudinem curiae, que tuvo una gran difusión por haberlo aceptado la orden de los Frailes menores, que prácticamente lo llevaron en todas sus peregrinaciones misioneras. Será el primer Misal impreso, como editio princeps, en Milán el año 1474.


Fuentes: https://www.liturgiacatolica.org/ https://diocesisdecartagena.org/formacion/los-libros-liturgicos/