Bendición con tiza


Bendición con tiza
 La primera vez que me actualicé con los tiempos y empecé a usar los medios sociales, me percaté de que tenía amigos que a principios de enero compartían fotografías de las puertas de sus casas con una fórmula algebraica incomprensible escrita con tiza sobre el marco exterior. 

El año pasado, lo que vi fue esto: “20 + C + B + M + 18”. ¡Qué enigma tan delicioso! Pronto me enteré de que no era un problema matemático que todo el mundo dibujaba espontáneamente sobre su puerta en un arranque de histeria colectiva, sino que es una tradición de Epifanía. 

El número del año se divide en dos partes y las letras de en medio son las iniciales de los nombres tradicionales de los Reyes Masgos que siguieron la estrella: Gaspar (Caspar en latín), Melchor y Baltasar. Las letras también son el acrónimo de la frase latina “Christus mansionem benedicat”, es decir, “Que Cristo bendiga esta casa”. 

El signo ‘+’ representa la señal de la cruz. Serviría cualquier tiza, pero aseguraos de que la ha bendecido un sacerdote antes. Muchos párrocos ya bendicen una cesta entera de tizas con la llegada de la Epifanía, pero si vuestro párroco no lo hace, podéis acercarle la vuestra y pedirle que la bendiga. Avisadle con tiempo para que pueda encontrar las oraciones apropiadas, pero seguro que lo hará encantado.

Una vez estéis en casa ante la puerta de entrada, escribid la marca en familia y recordad que los símbolos representan la presencia del amor y la gracia en vuestro hogar. La tiza termina borrándose con el tiempo o se limpia con la lluvia, pero la bendición se mantiene.