Compañero
de San Pablo
El
dato más fiable de todos los que tenemos sobre San Lucas es que fue colaborador
de San Pablo, pues en los saludos finales de la Carta a Filemón, escrita
personalmente por el apóstol, se le menciona junto con Epafras, Marcos,
Aristarco y Demás, que también fueron colaboradores suyos en la tarea del
evangelio (Flm 23).
[Unos
pasajes de los Hechos de los Apóstoles tienen un estilo literario del que se
pueden extraer algunas conclusiones acerca de la relación entre Lucas y Pablo].
Estos pasajes, que se encuentran en Hch 16-28 (Hch 16, 10-17; 20, 5-15; 21,
1-8; 27, 1-28,16), se conocen con el nombre de «pasajes nosotros», y se
caracterizan porque en ellos se pasa de forma inesperada de la tercera persona
del singular (habla el narrador) a la primera persona del plural (habla un
grupo que parece haber sido testigo ocular de lo que se narra). Con frecuencia
se afirma que estos pasajes están escritos en primera persona porque reflejan
la experiencia de San Lucas como compañero de San Pablo. Si Lucas, el
colaborador de Pablo y el autor de estas secciones del libro de los Hechos son
la misma persona, la relación entre ellos podría reconstruirse con bastante
detalle. San Lucas se unió a San Pablo en Filipos, al comienzo de su misión en
Grecia (Hch 16, 10-17), y le acompañó hasta su viaje a Jerusalén (Hch 20, 5-15;
21, 1-8). Estos viajes cubren un período de tiempo que va desde el año 51 hasta
el 58. Durante el tiempo que duró el arresto de Pablo en Jerusalén primero, y
en Cesarea después, San Lucas habría permanecido cerca de él, y habría tenido
ocasión de conocer a las comunidades de Judea y Samaria, en las que pudo recabar
información para la posterior composición de su obra en dos volúmenes. Dos años
después de su llegada a .Jerusalén, San Lucas emprendió junto a San Pablo un
accidentado viaje que le llevó a Roma (Hch 27, 1-28, 16). Allí permaneció
acompañándole en su cautiverio hasta el año 66 (2Tm 4, 11).
Según
esta reconstrucción de los hechos, San Lucas habría pasado junto a San Pablo
los quince años más importantes de la vida de éste, aquellos en los que anunció
el Evangelio en las comunidades de Grecia, y en los que escribió todas sus
cartas. San Lucas pudo conocer no sólo los detalles de su personalidad y de su
actividad como misionero, sino también su pensamiento.
Autor
del Evangelio según san Lucas y del libro de los Hechos
Si San
Lucas era originario de Antioquía, y además pasó dos años en las comunidades de
Judea y Samaria durante el cautiverio de San Pablo en Jerusalén y en Cesarea,
las afirmaciones sobre la composición del Evangelio según San Lucas y el Libro
de los Hechos podrían tener un serio fundamento histórico. San Lucas habría
tenido ocasión de informarse acerca de los hechos que no había presenciado
personalmente, primero en Antioquía y luego durante su estancia en Judea y
Samaria. Estas informaciones estarían recogidas en el Evangelio que lleva su
nombre y en los quince primeros capítulos del libro de los Hechos. Sin embargo,
desde el capítulo dieciséis hasta el final de Hechos habría recogido su propio
testimonio y el de otros compañeros cíe San Pablo. Estos datos concuerdan con
lo que el mismo autor del Evangelio, que lo es también de los Hechos (1, 1),
nos dice en el prólogo de su primer libro acerca de las fuentes utilizadas en
la composición de toda la obra (Lc 1, 1-4):
»Ya
que muchos se han propuesto componer un relato de los acontecimientos que se han
cumplido entre nosotros, según nos lo transmitieron quienes desde el principio
fueron testigos oculares y ministros de la Palabra, me ha parecido también a
mí, después de haber investigado cuidadosamente todo lo sucedido desde el
principio, escribirte una exposición ordenada, ilustre Teófilo, para que
llegues a comprender la autenticidad de las enseñanzas que has recibido.»
La
tradición cristiana es unánime en atribuir estos libros a Lucas, el compañero
de Pablo. Se trata de una tradición antiquísima, que se encuentra ya en Ireneo,
cincuenta o sesenta años después de la composición de la obra lucana. Y es
además una tradición fiable, en el sentido de que no se atribuyeron estos
escritos a un apóstol del Señor (como ocurrió con otros Evangelios), o a un personaje
importante (como ocurrió con algunas de las cartas), sino a un personaje
secundario y en cierto modo oscuro, cuyo único título consistía en haber sido
compañero de San Pablo, un privilegio que, por lo demás, muchos otros podían
aducir.
Los
últimos años de la vida de san Lucas
Las
noticias que tenemos sobre los últimos años de la vida de San Lucas tienen un
fundamento histórico menos sólido. La noticia tardía de Epifanio, según la cual
San Lucas evangelizó Dalmacia, Galia, Italia y Macedonia, es legendaria.
Legendaria es también la tradición de que, en los últimos años de su vida,
pintó algunos retratos e iconos de la Virgen. Esta tradición podría tener su
origen en una noticia transmitida tardíamente por Teodoro Lector (siglo VI
d.C.), según la cual. la emperatriz Eudocia encontró en Jerusalén una pintura
de la Madre de Dios y la envió a Constantinopla.
Es
posible que las noticias sobre su muerte en Beocia y sobre su entierro en
Constantinopla sean más fiables.
Santiago
Guijarro Oporto, O.D.