A continuación siete gestos y algunas de las frases
más recordadas del viaje papal:
- Migración: hermanos expulsados por pobreza y
violencia
Uno de los gestos más emotivos: Francisco en el
recinto ferial de Ciudad Juárez, después de haber rezado en silencio. Allí
contempló la valla que marca la frontera y gritó en defensa de los migrantes:“¡No
más muerte ni explotación!”. El Papa habla de hermanos expulsados
también por el narcotráfico y el crimen.
“Esta tragedia humana que representa la migración
forzada (…) se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres,
por historias, por familias”, dijo el Papa.
- El abrazo con los presos y los invisibles
El Papa ha dado visibilidad a los
invisibles. Las primeras filas de sus actos fueron vistas en mundo visión:
enfermos y ancianos. La madre condenada en el Centro Cereso3 dijo: “Gracias
Santo Padre porque te has hecho preso con nosotros” y la frase del pastor:
“Cuando entro a una cárcel, me pregunto: ¿por qué ellos y no yo?”
La palabra clave en sus discursos fue misericordia. Un
eco que llega a todo el continente porque debe “llegar a todos los rincones”,
parafraseando el discurso a los detenidos del centro Cereso3 en Juárez. Y la
esperanza de que “quien experimentó el infierno puede volverse un profeta”.
En Chiapas acogió los testimonios de una madre
soltera, de un adolescente evangelizador en silla de ruedas por una distrofia
muscular, de una pareja de divorciados casados nuevamente y otra con 50
años de matrimonio.
- “Si se tienen que pelear, peléense”
Dejando de lado las hojas preparadas les dijo a los
obispos mexicanos el 13 de febrero en la catedral metropolitana de la Asunción: “Si
tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las digan, ¡pero
como hombres, en la cara! Y como hombres de Dios que luego van a rezar juntos,
a discernir juntos… y si se pasaron de la raya, se piden perdón; mantengan la
unidad del cuerpo episcopal”, sostuvo.
Frente a la violencia, a la corrupción, al tráfico
de drogas y al desprecio por la persona, los sacerdotes, los religiosos y las
religiosas pueden encontrarse con la tentación de considerar este “sistema
inamovible” y caer en una de las “armas preferidas del demonio”: la
resignación.
- Trabajo: “Dios pedirá cuentas a los
esclavistas”
En su viaje pastoral, el Papa latinoamericano tuvo
palabras directas con el mundo del trabajo: “Dios pedirá cuenta a los
esclavistas de nuestros días”. En su reunión en Ciudad Juárez con empresarios,
obreros y obreras, les llamó al diálogo: “La mentalidad reinante pone el flujo
de las personas al servicio del flujo de capitales provocando… la explotación
de los empleados como objetos”.
- Jóvenes, “riqueza del país”: “Jesús nunca les
invitaría a ser sicarios”
Durante el encuentro con la juventud en el estadio
Morelos y Pavón de capital de Michoacán, alertó que la principal amenaza es
“cuando uno siente que el dinero sirve para comprar todo, incluido el afecto de
los demás”.
Jóvenes de México: “Jesús nunca nos invitaría a
ser sicarios, no se dejen tratar como mercancía” y sin ningún exceso
de generosidad, les llamó con convicción verdadera “riqueza del país”, “no la
esperanza, no”, sino la “riqueza”. Y luego cantó con ellos la
esperanza.
- Recibido con honores en el Palacio Nacional
Un sacudón paterno de conciencias. En sus 13 discursos hubo estima por
los que velan por un país más solidario, pero también dio garrote a las
injusticias anacrónicas contra indígenas, mujeres, trabajadores esclavizados y
el daño global a las familias ante el arraigo de la “cultura del descarte”.
El Papa lanzó también un mensaje social a los
líderes del país. “El camino del privilegio o beneficio de unos pocos […] se
vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la
exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de
personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el
desarrollo”.
- El perdón a los indígenas
“Perdón, hermanos”, gritó Francisco en la misa en
San Cristóbal de las Casas (México) al referirse al maltrato y exclusión que han
recibido los indígenas.
En el Estado de Chiapas donde se concentran cerca
del 75 % de las comunidades indígenas sostuvo: “Sus pueblos han sido
incomprendidos y excluidos. Qué bien nos haría a todos (…) aprender a decir:
¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”.
- Un pastor firme y humano
El Papa ha estado disponible y atento con todas las
personas. Sin embargo, hubo un momento humano en que tuvo que regañar a un
joven mexicano que le empujó porque se contendía con otro un rosario que el
Papa había regalado y le hizo caer encima de un enfermo. Y con coraje (como
dicen en México) dijo: “¡Por favor! ¿Qué te pasó? ¡No seas egoísta! ¡No seas
egoísta!”.
- Cariñoterapía de Francisco
El pasado 15 de febrero, el papa Francisco amplió
el lenguaje bergogliano –como lo llaman algunos periodistas– con el término “cariñoterapia” en
ocasión de su encuentro con niños, familiares y personal médico del hospital
Infantil de México “Federico Gómez”. Allí dio la medicina a un pequeño.
Durante el recibimiento en el hospital, el canto de
una jovencita de 15 años conmovió al pontífice, quien la escuchó atento entonar
el Ave María de Schubert.
- El silencio de la devoción hacia la Virgen de
Guadalupe
“México no se entiende sin la Virgen de Guadalupe,
que siga ayudándolos a ser misioneros y testigos de misericordia y
reconciliación”, dijo el Papa en sus saludos finales al concluir su 12° Viaje
Apostólico a México.
Un viaje para ofrecer a María el Jubileo de la
Misericordia en América Latina. “Solo les pido unos minutos con la
Guadalupana”, había pedido antes.