El Papa Francisco dialogó con un programa radial
conducido por un amigo suyo Marcelo Figueroa, con quien compartió años atrás el
ya histórico programa televisivo Biblia, diálogo vigente. Emitido por FM Millenium,
durante el diálogo el Papa repasó con Figueroa, teólogo protestante, distintos
temas de actualidad y compartió reflexiones.
La entrevista fue grabada el 25 de agosto en la
Casa Santa Marta, y emitida en la edición del 13 de septiembre del programa
Diálogos para el encuentro, conducido por Figueroa. Pero, de entrada, la
impresión fue que el mismo Papa se erigió como co-conductor, y sugirió un tema
que había quedado pendiente con Figueroa y el rabino Abraham Skorka antes de
que lo elijan Papa, en el programa televisivo. “En un tema que había quedado
pendiente desde que yo viniera al Cónclave en la grabación que nosotros
teníamos con el Rabino Skorka y contigo: El tema de la amistad. Yo me quedé
acá, no volví, tuve que devolver el billete y el tema sigue pendiente. Y bueno,
hablemos ahora”, propuso Francisco, que de inmediato sugirió a Figueroa que lo
tutee.
Interrogado sobre cómo vive la amistad en su misión
de Papa, el Santo Padre respondió: “Yo nunca tuve tantos ‘amigos’ entre
comillas, como ahora. Todos son amigos del Papa. La amistad es algo muy
sagrado. La Biblia dice: ‘Tené uno o dos amigos’. Antes de considerar a uno
amigo, dejá que el tiempo lo pruebe, a ver cómo reacciona frente a vos. Y es lo
que sucedió en nuestra historia. Vos evangélico, yo católico y trabajando
juntos por Jesús. Pero no sólo funcionalmente, sino se fue dando esta amistad
en la que también se involucró a tu mujer, tus hijos. Y en la que también se
pasaron momentos oscuros. ¿No es cierto? Como cuando vos tuviste que pasar por
el túnel de la incertidumbre que te da una enfermedad. Lo confieso, yo sentía
la necesidad de estar cerca tuyo, de tu mujer, de tus hijos. Porque un amigo no
es un conocido, uno con el cual pasa un buen rato de conversación. La amistad
es algo hondo. Yo creo que Jesús quiso que se diera esto. Más allá de tu chiste
de que sos ‘la oveja protestante mía’, está ese acercamiento humano de poder
hablar de cosas comunes con hondura”.
“A veces hay amigos por conveniencia y es difícil
encontrar amigos genuinos. Creo que también hay una sociedad que nos está
desintegrando un poco ese sentido profundo que tenemos culturalmente como
amigos”, propuso Figueroa para continuar el diálogo, a lo que Francisco
respondió tras citar el Martín Fierro:
“El sentido utilitario de la amistad, a ver qué provecho puedo sacar yo de acercarme a esa persona y hacerme amigo, a mí eso me duele. Y yo me he sentido usado por gente que se ha presentado como amiga y a quien yo quizá no había visto más que una o dos veces en la vida, y ha usado eso para su provecho. Pero es una experiencia por la que pasamos todos, la amistad utilitaria. La amistad es un acompañar la vida del otro desde un presupuesto tácito. En general las verdaderas amistades, no se explicitan, se dan y se van como cultivando”, reflexionó el Santo Padre.
El diálogo entre Figueroa y Francisco prosiguió
durante varios minutos con absoluta naturalidad, como si aún se frecuentasen
como otrora en los sets de televisión. Por eso, en ese clima de confianza, la
reflexión sobre la amistad fue ganando carácter sobrenatural. “De hecho la
actitud de Dios con su pueblo está preñada de cariño paternal, por supuesto,
pero también de amistad. No sé cómo podamos interpretar eso de que Dios a
Moisés le hablaba cara a cara, como un amigo le habla a otro amigo. Es decir:
¡Dios amigo de Moisés! Esa capacidad de confiarle todo, sus planes, lo que iba
a hacer…”, respondió Francisco a una reflexión de Figueroa, y pronto, como
hacían en televisión, introdujeron a las Sagradas Escrituras.
Dijo Francisco: “En la Biblia hay una palabra
después de la caída de Adán y Eva. Dios le dice a la serpiente ‘pondré
enemistad entre ti y la mujer’, y acto seguido Caín mata a su hermano en un
acto de enemistad. Los hombres por nuestro pecado, por nuestra debilidad,
fomentamos la cultura de la enemistad. Desde la guerra hasta los chismes de los
barrios, o en el lugar de trabajo. Donde uno degrada, calumnia o difama al otro
con mucha libertad, como si fuera lo más natural, aunque no fuera verdad, con
tal de tener una posición más poderosa o algún otra cosa. Frente a la cultura
de la enemistad, saliendo ya de lo que es la amistad personal de amigo, estamos
hablando ya de la amistad social, hay que trabajar por una cultura del
encuentro, es decir de una fraternidad”.
Durante el diálogo, ambos exploraron la actitud de
juzgamiento (“nos encanta erigirnos en jueces”, dijo Francisco), y el rol de
las religiones en la construcción de la paz: “Ninguna religión es inmune a sus
propios fundamentalismos. En toda confesión habrá un grupito de
fundamentalistas, cuyo trabajo es destruir en aras de una idea, no de una
realidad. Y la realidad es superior a la idea. Dios, sea en el judaísmo, sea en
el cristianismo, sea en el islamismo, en la fe de esos tres pueblos, acompaña a
su pueblo, es una presencia de compañía. En la Biblia lo vemos, los islámicos
en el Corán. Nuestro Dios es un Dios cercano, que acompaña. Los
fundamentalistas alejan a Dios de la compañía de su pueblo, lo desencarnan, lo
transforman en una ideología. Entonces, en nombre de ese Dios ideólogo, matan,
atacan, destruyen, calumnian. Para ser un poco práctico, transforman a ese Dios
en un Baal, en un ídolo”, consideró Francisco.
Además, ponderó la paciencia de Dios, e incluso
observó lo necesaria que es la paciencia “para forjar una buena amistad entre
dos personas. Tiempo y paciencia”. Y ante una pregunta de Figueroa sobre qué
significa y cómo puede vivirse la amistad con Jesús, respondió:
Él lo dijo en la Cena: ‘Ya no los llamo siervos,
sino amigos’. El siervo no sabe lo que va a hacer su señor, el amigo sí. O sea
conoce los secretos. Lo que significa hoy, es dejarse decir amigo por Él.
Porque frente a la palabra de Jesús que te dice amigo: O sos un tonto, o un
desgraciado que no entendés lo que significa, o abrís tu corazón y entras en
ese diálogo de amistad. Jesús apuesta mucho a ahí, porque podría haber dicho el
maestro, el doctor, podría haber dicho tantos títulos. No, ‘ustedes son mis
amigos, yo los escogí por amigos’.
“Siento la necesidad de acercarme, la cercanía, la
projimidad”, dijo el Papa sobre su cercanía con la gente. Y recordando a una
señora de 92 años con la que tuvo un cálido diálogo, expresó: “Es que Jesús me
abraza en ella. No es solamente que yo voy a dar, voy a recibir. No sólo la
receta de los ravioles, sino a recibir una vida contenta, alegre, un testimonio
de vida.”
“Yo necesito a los fieles, los fieles me dan a mí,
me dan de su vida. A veces cuándo gritan, cuando me acerco a saludarlos uno por
uno por uno y me dicen sus penas, yo los recibo. El cura tiene que ser un
puente, por ello se llama un pontífice, o sea que hace puentes, no un asilado”,
insistió el Papa.
Además, Francisco habló de la creación, tema que
aborda en su reciente Encíclica Laudato Si, e incluso tomó postura sobre
acciones concretas en el Amazonas. “Las represas hidroeléctricas que están
planeadas por ejemplo en el Amazonas. El Amazonas abarca varios países, así que
no sé de qué país, por eso no hablo mal de ningún país. Pero represas
hidroeléctricas que significan un desequilibrio total en el ecosistema”. “Se
trata de cuidar la creación para este momento. Estamos al borde de lo
irreversible, es trágico esto. Y por otro lado, no es invencible porque, aunque
se llegue a la catástrofe yo creo en la tierra nueva y en los cielos nuevos.
Tengo esperanza y sé que la creación va a ser transformada”, manifestó
Francisco, quien como siempre, terminó su intervención de manera sencilla y
humilde, incluso con humor, y con su petición de siempre:
“Agradecerles que hayan gastado parte de su tiempo
en escucharnos a nosotros dos, que no somos precisamente una telenovela
divertida. Agradecerles todo el bien que puedan hacerle por cuidar la creación.
Pedirles que recen por mí, necesito. Y de todo corazón les deseo que Dios los
bendiga”.
Fuente: Aleteia.
Fuente: Aleteia.