El cordero es una oración
fundamental de la misa. Es
un canto de la asamblea y no del sacerdote; utilizado para acompañar la
fracción del pan eucarístico. Se canta inmediatamente después del saludo de la
paz.
Es conveniente que siempre sea cantado aunque
también puede ser recitado. Acompaña el
momento de la Fracción del Pan. Nos recuerda al Cordero de la Pascua, al
Banquete Pascual; es el Cordero degollado por nuestros pecados, el que quita el
pecado del mundo.
El canto del Cordero de Dios
refleja esa alabanza a Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo y al mismo tiempo le hacemos una petición, que nos de su paz.
No es un canto que rellena el
momento ni es un canto que sirva para indicar que se acabó la hora de los
saludos. Es una oración profunda de alabanza y petición, por lo mismo se pide
la mayor disposición y devoción a la asamblea. Es en realidad otra letanía
corta que acompaña la fracción del pan en preparación para la comunión. Tiene
un hondo sentido de súplica y petición de compasión al Señor.
Criterios
Debe conservarse el texto litúrgico, tal como
aparece en el Misal.
No debe omitirse ni reemplazarse.
No hacerlo durante la Paz
No se debe aplaudir.
El Cordero de Dios debe cantarse durante la
fracción del Pan, inmediatamente después del canto de la Paz.
Se comienza a cantar cuando el sacerdote toma el
pan para partirlo.
Se concluirá con: “Danos la paz”.
Puede ser interpretado por el coro o por un
solista pero debe cantarlo toda la Asamblea.
Composición e interpretación deben ser sencilla,
breve y suave.
El uso de tonos menores es recomendado para
darle tal carácter.
*Debe respetarse su fórmula: