El director de un coro no es un
jefe sino un guía que contribuye a la formación de los miembros del grupo y
sobre todo a ofrecer al Señor un servicio de calidad.
El director del coro puede ser:
Director litúrgico: que es responsable de que se cumpla con los
requisitos litúrgicos de los cantos para las misas que vernos más adelante,
además de la preparación del grupo en este tema.
Director Musical: el responsable de los instrumentos, de las melodías,
coros y de la preparación musical del
ministerio. Es quien selecciona a los miembros por sus dones musicales, los guía
y forma.
En la mayoría de los casos el
director musical funge también como director litúrgico. En ambas funciones se
debe tener primero el deseo de aprender, inquietud de preguntar e investigar,
de formarse y sobre todo buena comunicación con el sacerdote para coordinar en
conjunto la eucaristía.
Todo director de coro debe:
• Impulsar la participación de todos.
• Transmitir seguridad; ser visible pero no
absorbente.
• Debe 'saber estar' en una celebración.
• Participar con el carisma propio de cada
instrumento y de cada miembro.
• Si se apela a solistas, es importante evitar
toda actitud de divismo fomentando la humildad entre los miembros y no creando
grupos dentro del ministerio o tener favoritismo.
• Debe ser imparcial y dar igualdad de condiciones
y oportunidades a todos los miembros.
• Deber ser ejemplo a seguir por el grupo,
guiarlos, orientarlos.
• Hacer vida pastoral, parroquial y comunitaria.
• Conocer la asamblea y la celebración, y
considerarse parte de un conjunto.
• Respetar los límites del registro de voz de los miembros del coro.
• Tener consciencia de que cada voz es importante
y necesaria.
• Saber manejar los equipos de sonido,
especialmente micrófonos y saber distribuir en ellos las voces.
• Vital, prepararse litúrgica y musicalmente
• Debe estar pendiente de las fechas y celebraciones de la iglesia.
• Tener disponibilidad.