Estos días he pensado mucho en
una persona que conozco vía mi trabajo. Me he puesto analizar que la vida
depende de la actitud con la que asumamos la vida. Este señor que les comento
trabaja de 8am-5pm de lunes a viernes, sábados y domingos hasta el medio día,
su salario no es el mejor que digamos y tiene además de dos hijos una esposa
que mantener.
Su testimonio es muy fuerte, su
esposa hace unos meses sufrió un accidente, un vehículo a muy alta velocidad
entró a la galería de su casa y ella por salvar a su hijo más pequeño de tan
sólo tres añitos dejó que el carro la atropellara a ella, perdiendo una pierna
y sufriendo graves heridas en la otra.
Lo bello de esta historia es la
actitud con la que el señor ha asumido esta difícil prueba, es un trabajador
incansable, no falta a su trabajo, llega a tiempo, cumple con todas sus
responsabilidades y sobre todo, lo hace con una sonrisa. Al hablar sobre el
tema no evita que se le salgan las lagrimas pero siempre cierra diciendo pero
Gracias a Dios que ella está viva y mi hijo también.
Esta actitud de este compañero
mío de trabajo me hace un llamado de atención. Cuántas veces me he quejado y
enojado con Dios por pequeñeces?? Cuántas veces he dejado que la tristeza invada
mi vida por problemas mucho menores que eso?? Cuántas veces el malhumor no me
deja regalarle una sonrisa a los demás a pesar de todo lo que esté pasando en
mi vida personal??
Como cristianos tenemos que
revisarnos diariamente, mirar a los
lados y ver a personas que están pasando por momentos realmente difíciles,
grandes pruebas y aún así tienen la confianza, el amor y la paz interior de
poder decir… gracias Señor porque pudo ser peor…
Foto: Blog Días y
Noches