Misericordia quiero y no sacrificios


"Misericordia quiero, y no sacrificio." (Mat.9:13).
"Misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos" Oseas 6:6.

Cuando me dispuse leer la biblia por completo jamás imagine que me quedarían grabadas estas palabras con tal significación. Misericordia quiero no sacrificios. Estas palabras resuenan en mi cada día cuando veo el fanatismo de muchos que se dedican a ‘predicar la palabra de Dios” y llevan una vida que no da testimonio de lo que predican. Cuando me despierto sobresaltada en las mañanas a las 4:00am por la bocina de un hermano esperado que madruga para despertar a sus vecinos con sus predicas a viva voz con un alto parlante que retumba en todo el barrio. 

Cuando veo esta escena solo me llega esta cita bíblica "Misericordia quiero, y no sacrificio." Ante los ojos de Dios creo que sería más agradable tener la consideración y respeto que se merecen los demás y dejar sin interrumpir que disfruten del sueño que el Señor en su infinita misericordia les regala para que puedan descansar de los afanes del día anterior. Quizás esa persona acaba de llegar a esa misma 4:00am de un hospital donde tenía un familiar interno. Tal vez esa fue la hora que pudo conciliar el sueño tras pasar la noche en vela por un malestar físico. Quizás trabaja de noche y esa es la hora en que llega a casa para dormir y oh! Sorpresa, no puede porque tiene tremenda bocina como si fuese el mismo colmandón que no le permite dormir los fines de semana. 

En el metro veo a diario personas que van cabizbajas porque se sienten mal de salud. Me ha pasado mil veces que voy con tremenda migraña y apenas puedo tolerar que me dirigían la palabra y entra un personaje ya conocido a vociferar citas bíblicas, que no es predica alguna y a criticar a las demás religiones, que coincidencialmente son mayoría en el vagón. 

Jamás criticaré que el mensaje de Dios se difunda, se proclame, pero la misma palabra dice Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” Eclesiastés 3:1.

Aprendamos a ser más misericordiosos con el prójimo, aprendamos a practicar la palabra de Dios. Y recordemos que Dios no estaba en el trueno, estaba en la briza suave. 1 Reyes 19.

El respeto al derecho ajeno es la paz.

TCA